Airmid

Os presento a Airmid.
En mi proyecto representa el aspecto de la vida de la zona Este del mapa Bagua del Feng shui: color verde, madera, salud y familia.
Su nombre proviene de la mitología Celta.
Era una diosa Celta de las hierbas medicinales y portaba la sabiduría de las plantas para la curación. La diosa curandera de los «Tuatha de Danann».
Era la hija del dios de la medicina, Diancecht. 
Es un símbolo de la curación y la resurrección humana a través del conocimiento y la naturaleza y sus elementos. 
Esta diosa tenía un manantial mágico, en el que sumergía a los enfermos para devolverles la salud y devolvía a la vida a los muertos.  A aquellos que estaban heridos de muerte o que habían fallecido por enfermedad, se les sumergía en el pozo, y salían milagrosamente restablecidos. 
Ella tenia el poder de mezclar los elementos tierra y agua para sanar.
 
🪄La leyenda de la Diosa Airmid:
 
En un castillo sagrado, vivía el Dios de la medicina Diancecht, con algunos de sus hijos todos guerreros excepto uno con inquietudes sanadoras y la joven Airmid.
Diancecht, era un Dios muy estricto, con una gran soberbia pues poseía el don de sanar. Sin embargo, Diancecht olvidó sus principios de sanar a todo aquel que solicitase ayuda, y se había especializado en los Dioses y lasDiosas y en curar a aquellos que los Dioses pedían que fuesen ayudados.

Su hijo Miach, tenía inquietudes sanadoras y  había decidido no dedicarse al arte de la guerra, así que, seguía muy de cerca el trabajo de su padre, pero este se negaba a enseñarle el arte de la sanación.
Airmid, se sentia inquieta y necesitada información, ya que ella era quién escuchaba a los enfermos que hacían largas filas en la puerta del castillo para solicitar audiencia con Diancecht y rogar su sanación.
Sin importar cuanto rogaran los enfermos, Diancecht solo tenia una respuesta: «No».
Así que, Airmid decidió espiar a su padre mientras sanaba a los dioses y estudiar sus libros mientras este dormía. Poco a poco, fue aprendiendo escondida bajo un árbol a la orilla de un manantial para no ser encontrada.
 
Una mañana, su hermano, trajo consigo a un niño moribundo.
–Padre, sus padres han perecido en la guerra, y este niño fue herido de muerte. Agoniza padre y necesita que le ayudes para que pueda vivir. 
Diancecht miró al niño, luego a su hijo y se pronuncio:
–No tiene familia, no es un guerrero, los Dioses no le han concedido el don de la bendición, pues sus harapos indican que es un animal de la tierra, mi decisión está tomada, este niño, debe ir con sus padres.
Tras estas palabras, el niño dejo de respirar.
Miach se enfureció tanto que arremetió contra su padre, dándole un empujón.
–¿Cómo te has atrevido?– Reprochó Diancecht ,y levantándose ágilmente del suelo, cogió a su hijo por el cuello hasta dejarlo sin vida junto al cuerpo del pequeño.
 
Cuando Airmid, llego al castillo, se encontró con el cuerpo de su hermano cerca de los despojos para los animales.
Palideció y lloro desconsolada mientras corría hasta los aponsentos de su padre:
–Padre, mi hermano….– Titubeo..
–Tu hermano me ha deshonrado y retado, y no merece mis dones.
–Pero padre tu…tienes la gracia de devolver la salud a los que ya no la tienen. Es tu hijo, por favor, ten piedad 
–Márchate– Ordenó enfurecido.
Y sacándola de un brazo la dejo en medio de un pasillo, llorando desconsolada.
Airmid, se dirigió al lugar de los despojos y cómo pudo, arrastró el cuerpo de Miach, lo envolvió en una sábana y se lo llevó a lomos de su caballo, hasta el manantial donde ella estudiaba secretamente los libros de su padre.
Desnudó el cuerpo de su hermano, lo lavó con agua del manantial, cavó un hoyo y enterró cuerpo de su hermano, con delicadeza y amor.
–Yo te honro, hermano mío. Que los Dioses se apiaden de tu alma–.
Y enterró su cuerpo.
Todos los días, Airmid iba a estudiar alguno de los libros de la librería de sanción de su padre, junto a la tumba de Miach y cada día, regaba la tumba de su hermano con agua de manantial.
 
A los siete días, habían brotado 365 plantas medicinales, una para cada día del año, de la tumba de su hermano,  para curar cada nervio del cuerpo humano.
Airmid escuchó una voz que le dijo que aprendiera sobre cada planta porque tenían el don de sanar a quienes las ingiriesen.
Y cada planta habló a Airmid para contarle cómo debía ser cuidada, recolectada, tomada  y qué efecto de sanción tenía, qué enfermedades curaba.
Cuando Arimid terminó de aprender todos los secretos de las plantas, la Diosa de la luna del cielo bajó y le regalo a Airmid dos brazaletes de plata que le darían la protección y un báculo o vara de Asclepio de plata.
A partir de ese momento, Airmid se dedicó a sanar a todos aquellos a los que su padre cerraba las puertas del castillo ayudándose de los conocimientos adquiridos sobre las plantas medicinales y se convirtió en una Diosa adorada por todo su pueblo.
Las largas filas que antes invadían el espacio en el castillo, dejaron de existir y los enfermos acudían a las profundidades del bosque, cerca del manantial a solicitar ayuda. 
El Dios Diancecht, recibió la noticia de que en su castillo ya no se hacían colas para suplicar salud y hasta sus oídos había llegado el rumor de que una joven sanaba a los enfermos en el bosque.
–Si eso es cierto, robaré su salud– Dijo a uno de sus guerreros. Pero, al no tener gente suplicando, ni lugar donde pasear su vanidad. Diancecht se sentía débil. Extrañaba que la gente le suplicara en busca de salud y le venerara.
Acudió hasta él, Nuada, Rey de los Tuatha De Danann, pues en una batalla había perdido una mano y solicitó que Diancecht reparase aquel daño que le impedía volver a luchar.
El Vanidoso Dios Sanador, intentó reparar aquella mano, pero no encontró el libro en el que se explicaba cómo hacerlo.
–¡Maldita sea!– Exclamó. –¡De esta librería faltan libros!–. Y preso de la furia, mandó a sus guerreros a buscar al responsable de robar los libros de su librería.
–No puedo ayudarte ahora– Dijo a Nuada. Que marchó enfurecido por la falta de eficacia del Dios.
Uno de sus sirvientes, le habló de la joven sanadora del bosque. Y hasta allí, se dirigió Nuada, donde se encontró de frente con la joven Airmid, atendiendo enfermos.
–Sana mi mano–Le dijo.
Ella tomó barro y junto con unas hierbas le dio forma de mano y aplicó agua del manantial. Coloco este emplaste sobre el muñón de Nuada. Tomó el báculo, y una mano de plata se materializó adherida al brazo de Nuada.
–Mueve tu nueva mano– Le dijo.
Y la mano se movió perfectamente, tanto, que Nuada emocionado, tomo su espada y la blandió al viento.
Agradecido, prometió lealtad a Airmid y dejando una ofrenda, se marchó.
Airmid regresó al castillo por la noche entrando sigilosa por la trampilla secreta y depositó de nuevo en la biblioteca, el libro que había tomado prestado a su padre. Al día siguiente, como por arte de magia. Diancecht, encontró el libro en su lugar.
Al hallar la información, hizo llamar a Nuada.
–Voy a reparar tu mano– Le dijo cuando lo tuvo delante.
–Ya no es necesario– Le dijo Nuada –Poseo una poderosa mano que me ha devuelto al campo de batalla.
Diancecht no daba crédito a lo que veía.
–¿Quién ha sanado tu mano?– Preguntó, perplejo.
–Tu hija, la que posee los dones de sanación de la tierra y el agua–.
Al escuchar esto, Diancecht salió como un huracán, embistiendo a todo aquel que se cruzaba en su camino hasta que llegó a los aposentos de Airmid y derribó la puerta:
–Maldita seas– Le dijo atrapándola por el cuello para ahogarla, pero Airmid, con sus poderosos brazaletes protectores, agarró la mano de su padre, la retiro de su cuello, lo  lanzó contra una pared y se marchó del castillo para nunca volver.
 
Airmid, se instaló en el bosque cerca de la tumba de su hermano Miach, la cual regaba cada día con el agua del manantial. Y desde dónde devolvió la salud y la vida al pueblo de los Tuatha De Danann.
 
Esta leyenda nos enseña que hay varias formas de hacer el bien, por propia vanidad, como la ejercía Diancecht, modo que resulta estéril, o por razones nobles como el verdadero amor al prójimo, el deseo de ayudar y la empatía como era el caso de Miach y Airmid.
 
No obstante, la tarea encomendada a Airmid era colosal ya que cada tipo de hierba debía ser recogida y clasificada de acuerdo a sus beneficios medicinales.
Un día, justo cuando estaba a punto de terminar el trabajo, Diancecht dio con ella y disperso todas las hierbas lanzándolas al viento y Airmid nunca pudo recuperarlas, de modo que le fue imposible completar su obra.
Por eso aún hoy, el uso adecuado de muchas plantas medicinales son desconocidos para nosotros y los científicos siguen investigando. 

Y, bueno, a lo que íbamos, creo personalmente que mi Blythe custom, me ha quedado preciosa.
Espero que os guste!
Gracias por la visita.
Feliz vida!
 
Nota: Esta muñeca no está en venta, pertenece a la colección particular de Roxana Palacio
Bibliografía:
El significado del nombre y la leyenda de Airmid vienen de la página de Facebook: El lugar de Airmid
Yo he corregido algunos datos de la historia, ya que en ella se habla de un caduceo y no del báculo o vara de Asclepio y el caduceo se confunde con el báculo, pero se usaba como símbolo del comercio y no de la salud, aunque en América ambos se confunden. 
Los datos acerca del Feng Shui provienen de los libros «Feng Shui total» de Lillian Too y «Feng Shui» de Pedro Amós. 

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